domingo, febrero 12, 2006

EL CIELO EN INVIERNO

Constelación de Orión Caon EOS 350 D ( Fco. Rodriguez Bergalí)

"El carro dorado del Sol, que Faetón maneja con diestra mano, cada día se recoge mas pronto.Venus se queda de guarda en la puerta de su ocaso y parece que va a velar su sueño hasta el próximo amanecer. Por el este, El Toro, con las Pléyades en su lomo y las Hiades sobre su testúz, adelanta a Orión, el cazador, que precedido del Perro, va tras la Liebre, que cansada se deja coger mansamente. Después aparecen los dos Hermanos, que acaban de dejar los Asnos en el pesebre del Cangrejo, y siguen su camino. Y la noche, acostando tambien a Venus, se torna de un negro de obsidiana; y en la tierra, los hombres de duermen temerosos, pensando si mañana el Sol les dará su cotidiana bienvenida. . ."

Así podria comenzar un artículo de ASTROLOGIA (he diccho bién: Astrología) URBANA, el eminente Eratóstenes de Cirene, director de la biblioteca de Alejandría y prolífico intelectual que vivió en la segunda mitad del siglo III antes de Cristo. Él fué, o al menos se le atribuye, el creador de un pequeño códice sobre la conversión de las estrellas del firmamento en las figuras de dioses, héroes y seres que componen la mitología de los antiguos griegos.Mitología en fín ques, y ha sido siempre el norte y la guia de los que nos dedicamos a esta bendita y reconfortante afición.

Muchos de los que lean estas letras, estrán seguramente al cabo de la calle de todo lo que en ellas se dice; pero nunca estará de mas dedicar un recuerdo a los hombres que nos precedieron en esta larga andadura para intentar comprender los misterios, más insondables cada día, de la Creación.

Las largas noches de invierno estan presididas por la constelación de Orión (Fig. 1), una de las mas bellas del cielo.Cuenta entre sus bellezas con la Gran Nebulosa que lleva su nombre, y que pende de su tahalí como hoja flamigera de una espada.Visible en el campo a simple vista, en la ciudad se intuye; pero si solamente la observamos con unos binoculares de 7 X 50, enseguida nos maravillamos de su textura y difuso brillo, paridor de soles y de estrellas. Otro de sus adornos, es mismamente su cinturón, formado por las conocidas Tres Marias: Alnilam, Alnitak y Mintaka, las tres de segunda magnitud. En su hombro, como una presea, destaca una gigante roja: Betelgeuse, variable para mas señas ( Mag. 0,4 a 0,9 cada seis años). En la parte opuesta, digamos en su pié, destaca Rigel, estrella blanco-azulada de primera magnitud, mientras que en el otro pié y el hombro estan respectivamente Saiph y Bellatrix.

En los mapas celestes de la antigüedad, Orión aparece dibujado como un guerrero con un mazo en una mano y un escudo en la otra, con el que se defiende de los acosos de Tauro. Esta constelación, está a caballo entre el otoño y el invierno, y en ella destacan Las Pléyades, o como también son conocidas: Las Siete Hermanas; aunque en la realidad a simple vista no se vean mas de seis, pero con cualquier binocular, su visión es alucinante, pués si bien son siete, su cúmulo lo forman más de doscientas.Son todas de tercera magnitud, pero la unión de su brillo las hace destacar en el cielo como si fuera una sola estrella de primera magnitud.

El Cochero, conocida con su nombre latino de Auriga, es otra de las constelaciones de invierno. Tiene forma de un gran pentágono, aunque su estrella más meridional El Nath, forma parte de Tauro, como la punta de uno de sus cuernos. La estrella mas importante de Auriga es la amarilla Capella, que debido a su alta declinación, es observable casi todo el año.

El Can Mayor, cuenta con una estrella, que es el mayor farol de las noches de invierno, Sirio. Brilla tanto, que parece crepitar como una brasa en todos los colores. Efecto debido a las turbulencias de nuestra atmósfera, ya que su color es blanco-azulado. Su gran brillo se debe a su cercania a nosotros, está "tan solo" a 8,6 años luz. El invierno es rico en estrellas de primera magnitud. Sirio junto con la ya nombrada Betelgeuse y Proción, de la constelación de Can Menor, forma un triangulo perfecto, llamado Triangulo de Invierno.

Géminis, o los Gemelos contiene dos estrellas brillantes y muy próximas entre sí: Castor y Pólux, que dibujan la cabeza de los dos hermanos. Es la mas septentrional de las constelaciones del Zodiáco, y la mas alta de nuestro cielo. Posición que antaño ocupó la constelación de Cancer, hace siglos, lo que dió su nombre al paralelo terrestre conocido como Trópico de Cáncer.

Y por ultimo Cáncer, o el Cangrejo. Constelación pequeña, sin niguna estrella brillante, pero que cuenta en su centro con el cúmulo abierto llamado del Pesébre. Visible a simple vista en la negrura del campo, descubriendose desde la ciudad si se mira con prismáticos hasta cien estrellas.

Desde la ciudad, a simple vista, y sobre todo a la hora en que ya está apagadas las luces ornamentales de los edifícios, escogiendo un día en que nuestra querida compañera Selene no esté presente, con un pequeño telescopio se pueden observar muchos objetos, tanto planetarios como de cielo profundo. Este invierno, y robandole horas al sueño y bien abrigaditos, yo os recomiendo , posibles lectores, que armados del instrumento que tengais más a mano, bien sea prismático o telescopio, no importa su abertura , y si no, con el instrumento más importante y mejor que todos poseemos: nuestros ojos simplemente, deis un paseo por el firmamento ciudadano, desde Cáncer a Tauro, desde Auriga al Can Mayor, por Orión y por Géminis. . .Pero, despacito, sin prisas, intentando serenar el alma y el espíritu.

No creo que haya terapia mejor contra el maldito estrés diario que nos acompaña cotidianamente. Vale.


miércoles, febrero 01, 2006

Cuando la tarde. . .

Atardecer en Sevilla (Canon EOS 300 Fuji Superia 100 ISO)


Cuando la tarde se adelgaza
y se vuelve tenue,
carismática casi.
Con el aire empolvado,
cristalino, sin voz y sin aliento.

Cuando la tarde busca los violetas
y se va muriendo
poquito a poquito;
muy poco a poco, y pierde
el cromatismo cotidiano.

Cuando la tarde
se va tornando de un negro
de azabache, siento frio,
y miedo,
y mis recuerdos se amontonan
intentando salir.

Luego, cuando te miro
junto a mí,
todo se tranquiliza.
Y afuera es domingo.
Y llueve.