Astronomia Urbana
Cuando diariamente subo a mi atalaya, y contemplo a mis pies como Sevilla duerme alumbrada por un exceso de luz de mercurio y neones, como si de un Diablo Cojuelo cualquiera me tratase, intento adivinar, sin levantar la tapa de la tarta, quien goza o muere tan cerca de mi vista.
Verdaderamente miro desde muy arriba los problemas y cuitas de todo ser viviente que en derredor cohabita en la ciudad dormida a su desgaire. El gato callejero que husmea los paragolpes de los autos; la golondrina tarda o el vencejo que aun no van al nido, y vuelan engullendo mosquitos y otro tipo de insectos; el murciélago enano que despierta su hambre con su vuelo torpón y reticente; la collera de tórtolas que despiden al sol encima de la antena de la casa de enfrente; ese golpe de pájaros que vuelven a sus nidos después de un día campestre; el ultimo autobús; el guardacoches; la cola del cercano multicines; la pareja que pasa cada noche buscando los soportales menos iluminados; quizás alguna vez una ambulancia que grita en el asfalto, o el coche de bomberos pidiendo paso urgente. . . después todo se va encalmando, cada uno a "su olivo", la ciudad como un ser mitológico estiraza sus miembros y se apresta a dormir quedamente esperando un mañana de rosa azul purpureo que nacerá del negro de la noche. . .
Hoy he subido antes. En el interludio que dejó la tormenta. He subido de "caza", y he logrado meter entre los pixeles del chip de la memoria mágica de mi cámara, la foto que antecede a lo escrito: Un arco iris doble.
Después la lluvia, pesada y chorreante, rompió todo el encanto de la visión etérea del fenómeno.
Un año mas la Primavera viene pisando fuerte.
Verdaderamente miro desde muy arriba los problemas y cuitas de todo ser viviente que en derredor cohabita en la ciudad dormida a su desgaire. El gato callejero que husmea los paragolpes de los autos; la golondrina tarda o el vencejo que aun no van al nido, y vuelan engullendo mosquitos y otro tipo de insectos; el murciélago enano que despierta su hambre con su vuelo torpón y reticente; la collera de tórtolas que despiden al sol encima de la antena de la casa de enfrente; ese golpe de pájaros que vuelven a sus nidos después de un día campestre; el ultimo autobús; el guardacoches; la cola del cercano multicines; la pareja que pasa cada noche buscando los soportales menos iluminados; quizás alguna vez una ambulancia que grita en el asfalto, o el coche de bomberos pidiendo paso urgente. . . después todo se va encalmando, cada uno a "su olivo", la ciudad como un ser mitológico estiraza sus miembros y se apresta a dormir quedamente esperando un mañana de rosa azul purpureo que nacerá del negro de la noche. . .
Hoy he subido antes. En el interludio que dejó la tormenta. He subido de "caza", y he logrado meter entre los pixeles del chip de la memoria mágica de mi cámara, la foto que antecede a lo escrito: Un arco iris doble.
Después la lluvia, pesada y chorreante, rompió todo el encanto de la visión etérea del fenómeno.
Un año mas la Primavera viene pisando fuerte.
3 Comments:
Queda claro que todos esos fenómenos descritos, aparentemente dispersos y sin conexión, precisan de un catalizador que los reuna y les dé sentido, el alma sensible de alguien capaz de conmoverse y conmover a otros en su contemplación.
Gracias, amigo, por esas y otras tantas palabras e imágenes que contrarrestan la espantosa visión del mundo que nos ofrecen a diario los noticieros.
Un abrazo
Pedro
"Eranno i giorni dell'arco baleno, finito l'inverno, tornaba il sereno".
Nicola di Bari.
Precioso relato Pepe y muy bonita foto. Un saludo
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