lunes, mayo 22, 2006

Cometas, estrellas: Come. . .llas.

Reunión del Grupo de Astronomía de Sevilla con el Sr. D. José Luis Comellas
en el Club Náutico de Sevilla, el día 17 de Mayo de 2006.

La fórmula magistral que da título a este reporte, es original de una de las aficionadas mas entusiastas del Grupo de Astronomía de Sevilla (on line): María Reyes Hereza.

Verdaderamente es magistral, y he aquí el porqué:

Hace ya mucho tiempo, unos cincuenta y cinco años, más o menos, me empecé a interesar por este grandioso mundo de la Astronomía de la mano de mi abuelo Pepe, jornalero de la campiña cordobesa, medio analfabeto, pero con un gran sentido común; y con unas ganas tan grandes de aprender, que leyendo, o mejor copiando las letras que veía en los libros, como si fueran dibujos, aprendió a leer y escribir el solo. Él me enseñó las fases de la Luna, y me contó que la luna llena se tragó a un labrador con yunta incluida por ser mal hablado, y era la silueta de sombras que se veia en ella. Me enseñó a guiarme en el campo por el carro grande y el chico; donde estaba la cabrita y el lobo, y a dormir mirando el caminito blanco del caballo de Santiago, mientras que él regaba el algodón en las calurosas noches de Agosto.

Pues bien, andando el tiempo se creó en Sevilla una Asociación de Astronomía, cuyo nombre, Albireo, marcó un hito entre los aficionados.Pero sobre todo lo marcaron muchos de sus fundadores y continuadores, de los cuales creo que solo hay dos de aquella primitiva en la actual Asociación.

Tenemos que hablar de los señores, Manolo Cruz, Maximiliano Pflüger, Antonio Fernandez, José Antonio Pleguezuelo, Pepe Garcia, Juan Ramón Lasso de la Vega, Eduardo Carvajal, Manolo Dieguez, Candido. . . y muchos más que no recuerdo.

Y mi maestro. Y cuando digo mi maestro muchos de lo que esto leyeren diran: ¿ Como dice su maestro, si no le conoció hasta ayer? A él no, pero si conocí a sus hijos, sus queridos (mis queridos) libros.

Este hombre amable, comunicador y gran maestro, no es otro que Don José Luis Comellas.

Comellas. Cometas, estrellas: Come. . .llas.

María Reyes dixit.


3 Comments:

At 12:52 p. m., Anonymous Anónimo said...

Aprovechando un hueco muerto entre las horas de trabajo, con un sol radiante entrando por las ventanas me he dejado transportar por tus palabras allá donde me llevaran.
Y aquellas me han llevado a una campiña cordobesa, con cielos impresionantes, los cuales para encontrarlos hoy en día, hemos de recorrer centenares de kms.
A largos paseos bajo las estrellas cuando no nos encerrábamos con la televisión, sino que la naturaleza golpeaba todos nuestros sentidos para que continuamente la curiosidad nos hiciera buscar respuestas a las miles de preguntas que generábamos ante el mundo desconocido.

Hoy el GPS, el automovil, la maldita contaminación lumínica, los ordenadores nos simulan lo que antes nos rodea, nos aisla del mundo amigo en el cual pasear no es un riesgo sino un placer. Recuerdo que hace poco Salvador Segura me comentaba que cuando sale de su casa antes del amanecer para ir a trabajar y contempla a las afuera de las ciudades las estrellas siente como si estuviera volviendo al hogar. Es una extraña sensación aquella que te transmiten las estrellas cuando pasan a ser conocidas. La noche deja de ser una amenaza para convertirse en amiga anhelada. Tus palabras me han llevado de nuevo a las mágicas noches estrelladas con miles de estrellas y una blanca via láctea surcando el cielo, gracias por compartir esos magníficos momentos.

 
At 9:26 a. m., Anonymous Anónimo said...

Pepe, que bonita historia cuentas de como tu abuelo te inició en la afición por las estrellas ¡ así no me extraña ! Siendo un niño debió ser algo verdaderamente magico el que tu abuelo se ocupara de describirte el cielo y contarte esas bellas historias.
No se si tienes nietos, Pepe, pero si los tienes te imagino con ellos igual que tu abuelo contigo, mostrándoles las maravillas del cielo desde tu azotea de la Alameda...

 
At 2:04 a. m., Anonymous Anónimo said...

Reconozco en la foto a unos cuántos buenos amigos y compañeros de afición. A José Luis Comellas le debo muchas horas de disfrute al telescopio guiado por su experta mano. Cuando era un niño copié como un amanuense su Guía del Firmamento, recuerdo con especial afecto el día feliz en que finalmente pude adquirir su libro, una vez que tuve autonomía económica.

 

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