sábado, febrero 24, 2007

La calma

Arco iris sobre Sevilla (España)



Huida de la Tormenta


Apenas se posó la paloma, Noé vio con infinita alegría que en su pequeño pico traía una ramita de olivo. Era el fin del encierro divino en la sentina del arca. Habían pasado muchos días desde que junto con su familia y sus animales, cerrara el portón de acceso al angosto y aburrido cautiverio que el Creador había dispuesto al objeto de salvar la vida terrena. Aún esperó otro tiempo mas antes de soltar otra paloma, y al ver que no volvía supo que la tierra era de nuevo eso, tierra dura y fructífera que había renacido de las aguas.
Una vez puesto el pié en lo enjuto Noé sacrificó al Señor. Y este, extendiendo el arco iris sobre el cielo, le dijo: "Desde hoy hago un pacto con los hombres, y os dejo esta como su señal, para que hagáis memoria siempre que la veáis"
Este trozo de la Historia Sagrada, no solo es exclusivo de la Biblia. Se habla de un Diluvio en varios y distanciados textos antiguos, como el Popol Vuch, o la Epopeya de Gilgamesch, entre otros. Y en realidad quizás haya habido mas de uno. Ahora que tanto se habla del cambio climático, del calentamiento global, de la subida de los niveles de los mares, del derretimiento de los hielos eternos y glaciares, sería bueno que alguien se dedicara a estudiar estos mas que comprobados desastres en forma de lluvia y temporal, que sí no acabaron con la vida en toda la Tierra como planeta, sí con la que existía en la tierra conocida, por lo menos por los que dejaron escrito sobre ellos.
El Niño, New Orleans, Catrina. . . Nombres por si solos, por lo sucedido en ellos, o por su causa, ya han pasado a la historia moderna del desastre terreno. Quien sabe si cuando pasen dos o tres mil años, alguien encuentre escritos sobre ellos, y vea una repetición de la meteorología suya actual. Dios lo quiera. Porque mientras el hombre, una vez huida la tormenta contemple el arco iris, sabrá que sigue en pie el pacto con su Creador.