Cada día, cada momento

Como cada día, amanece. El Sol, nuestra estrella madre, acaricia con sus tenues y mañaneros rayos la faz cansada y vieja de la Tierra. Como cada día, todos los seres del mundo alzan sus ojos, ya sean simples o compuestos, y ven con alegria como la temida noche cede su lecho al brillo inmaculado capaz de dar vida con solo el fulgor ardiente de sus rayos. Ya no hay miedo. De nuevo el trajín diario impulsa a todas las criaturas a proseguir su camino, a continuar su ritmo, a vivir, a correr, a gozar, a morir. . . Es la Vida.

Pero, a cada momento, hay millares de seres que hacen su ocaso particular.Hay muchos de ellos que han visto su último amanecer, que han sentido sobre su piel, sus escamas o sus élitros, por ultima vez la caricia estimulante del calor amigo, del calor colocado a la distancia idónea de nuestro planeta, para lejos de quemar, vivificar cada día, cada momento. Para ellos la Muerte viene a ser el fín de todo. Es la ley de la Vida.

¿Cuantas veces pensamos en el día, que el de hoy va a ser nuestro último amanecer? ¿Cuantas veces, pensando en ello hacemos propósito de ser mejores, con nosotros, con el prójimo, con nuestras familias y amigos? Si así lo hicieramos, otro gallo nos cantaría.Otra Humanidad sería la nuestra, lejos de esta llena de envidias, odios, bajas pasiones, traiciones, zancadillas, envidia, lujuria, vicio, corrupción. . . Y demás "joyas" que la adornan.

No está en mi ánimo convencer a nadie. Cada uno es como es.

Pero si los pajarillos del cielo, las criaturas de la tierra, los vivientes de las aguas, viven felices en su mundo natural, ¿porque no los imitamos nosotros, los racionales?No estaria mal que aprendiéramos de ellos. Aunque solo fuera un poco.