sábado, marzo 29, 2008

Saturno y sus hijos




Don Francisco de Goya supo interpretar de una manera mágica el sentir del célebre adaggio: "Tempus Fugit". El tiempo vuela, corre, pasa, se pierde, se evapora como la niebla al contacto de los primeros rayos de la aurora. . . En una sala del Museo del Prado, Cronos, dios del tiempo en la antigua Grecia, el Saturno de los romanos, devora a sus hijos en un cuadro de crudeza realista debido a los pinceles del gran pintor.
Y los devora porque no quiere que ellos le arrebaten su poder en la Tierra, gobernada por los Titanes. Este mito del tiempo está claramente representado: el hambre que nunca es saciada para que no se le acabe el poder sobre la humanidad.
En el cuadro de Goya se confunden vida y muerte, alfa y omega, principio y fín.Que no es otra cosa en suma que el mantenimiento de la vida.
Este año y los venideros estamos asistiendo en la realidad aun cuadro que podemos ver cada noche a través del ocular del telescopio: Como de nuevo, como en la antigua Grecia, el dios Cronos (Saturno) se engulle a sus hijos. Efectivamente, en apariencia los anillos mágicos del dios van desapareciendo, y pierden su redondeada forma para transformarse en un sutil linea que el año que viene será casi imperceptible. Después, poco a poco empezaran a aparecer y Saturno volverá a engullirlos. Y así una y ora vez, siempre.
Cada vez va siendo mas difícil conseguir imágenes como las que anteceden a lo escrito, y el astrónomo aficionado puede hacerlo gracias a las nuevas tecnologías a su alcance. Pero ¿Nos podríamos imaginar que hubiera anotado en su cuaderno de campo Galileo Galilei, cuando anotó a Saturno como una "oliva" y también como tres "bolas muy pegadas", si lo hubiera observado en un momento como los que se aproximan? Igual hubiera dicho que era el gemelo de Júpiter pero sin satélites. Quien lo sabe.
Lo interesante es que si el tiempo pasa inexorable, seamos capaces de ser sus buenos testigos.Ya que tenemos los medios para ello.
Después todo, solo será eternidad.

miércoles, marzo 19, 2008

Astronomia Urbana


Cámara FinePix A500 Fujifilm. 100 ISO. Exp. Automática


Cuando diariamente subo a mi atalaya, y contemplo a mis pies como Sevilla duerme alumbrada por un exceso de luz de mercurio y neones, como si de un Diablo Cojuelo cualquiera me tratase, intento adivinar, sin levantar la tapa de la tarta, quien goza o muere tan cerca de mi vista.

Verdaderamente miro desde muy arriba los problemas y cuitas de todo ser viviente que en derredor cohabita en la ciudad dormida a su desgaire. El gato callejero que husmea los paragolpes de los autos; la golondrina tarda o el vencejo que aun no van al nido, y vuelan engullendo mosquitos y otro tipo de insectos; el murciélago enano que despierta su hambre con su vuelo torpón y reticente; la collera de tórtolas que despiden al sol encima de la antena de la casa de enfrente; ese golpe de pájaros que vuelven a sus nidos después de un día campestre; el ultimo autobús; el guardacoches; la cola del cercano multicines; la pareja que pasa cada noche buscando los soportales menos iluminados; quizás alguna vez una ambulancia que grita en el asfalto, o el coche de bomberos pidiendo paso urgente. . . después todo se va encalmando, cada uno a "su olivo", la ciudad como un ser mitológico estiraza sus miembros y se apresta a dormir quedamente esperando un mañana de rosa azul purpureo que nacerá del negro de la noche. . .

Hoy he subido antes. En el interludio que dejó la tormenta. He subido de "caza", y he logrado meter entre los pixeles del chip de la memoria mágica de mi cámara, la foto que antecede a lo escrito: Un arco iris doble.

Después la lluvia, pesada y chorreante, rompió todo el encanto de la visión etérea del fenómeno.

Un año mas la Primavera viene pisando fuerte.